martes, 8 de mayo de 2012

El legado


Recordar, decía Eduardo, es volver a pasar por el corazón.
Desde que leí esas palabras, me empecé a imaginar el corazón como un camino por donde pasan los recuerdos. Un camino o mejor dicho una calle por donde en vez de circular vehículos circulan recuerdos conducidos por imágenes, sonidos u olores y como en todo camino hay conductores imprudentes, entonces los recuerdos se chochan o, en el mejor de los casos se insultan entre ellos.
Uno va creciendo con una ruta adentro. Primero empieza siendo un sendero, donde puede pasar una bicicleta o un par de patines, pero el amor necesita más espacio, entonces necesitamos una avenida, más tarde llegan más amores que ya no caben ni siquiera en una autopista.  
Así el corazón de mi abuelo, de tan transitado, se llenó de transeúntes, algunos recuerdos hasta traían acoplados con otros recuerdos adentro.
Cuando sintió el peso de su carga en el cuerpo, él mismo se encargó de pasarme todos sus recuerdos, o al menos los que él creía que debían seguir circulando cuando ya no esté.
Hoy cargo con toneladas de recuerdos que pasan y vuelven a pasar por mi corazón y busco construir un puente hacia el tuyo, mi corazón tiene los carriles averiados y los amores no pueden quedarse sin un lugar para transitar, te pido, de abuelo a nieto, que construyamos un puente.

El mendigo

viernes, 2 de marzo de 2012

lluvia


Todo su sudor se condenso en el cielo y ahí, en medio de toda esa inmensidad, la morada de dios derramó la primera gota de lluvia que regó aquel manzano.

El mendigo

sábado, 25 de febrero de 2012

ADN


Cuentan que aquel hombre tenía dos piernas, dos brazos y dos ojos, que bajo su pecho latía un corazón fuerte y que por sus venas navegaba un río de sangre.

Cuentan que ese hombre, con sus dos ojos miraba al futuro, con sus brazos abría los caminos que sus piernas transitaban y que con aquel corazón amaba tanto como para desagotar hasta la última gota de sangre.

También cuentan que aquel hombre cayó bajo un vendaval silencios y plomo. Días después alguien escribió su nombre.

Cuentan que ese hombre ha vuelto a nacer, que recorre los mismos caminos aunque con diferentes brazos y piernas, que sus ojos cambiaron de color, que es otro el ritmo de su corazón. Ese mismo hombre va en busca de un vendaval de silencio.

Alguien escribirá su nombre y volverá tal vez con distintas piernas, tal vez con distintos ojos pero el mismo corazón.

El mendigo

jueves, 9 de febrero de 2012

Violencia de géneros


No puedo dominar tantas palabras, tantos párrafos y capítulos. Con un solo vocablo me integro al mundo.

El mendigo