martes, 8 de mayo de 2012

El legado


Recordar, decía Eduardo, es volver a pasar por el corazón.
Desde que leí esas palabras, me empecé a imaginar el corazón como un camino por donde pasan los recuerdos. Un camino o mejor dicho una calle por donde en vez de circular vehículos circulan recuerdos conducidos por imágenes, sonidos u olores y como en todo camino hay conductores imprudentes, entonces los recuerdos se chochan o, en el mejor de los casos se insultan entre ellos.
Uno va creciendo con una ruta adentro. Primero empieza siendo un sendero, donde puede pasar una bicicleta o un par de patines, pero el amor necesita más espacio, entonces necesitamos una avenida, más tarde llegan más amores que ya no caben ni siquiera en una autopista.  
Así el corazón de mi abuelo, de tan transitado, se llenó de transeúntes, algunos recuerdos hasta traían acoplados con otros recuerdos adentro.
Cuando sintió el peso de su carga en el cuerpo, él mismo se encargó de pasarme todos sus recuerdos, o al menos los que él creía que debían seguir circulando cuando ya no esté.
Hoy cargo con toneladas de recuerdos que pasan y vuelven a pasar por mi corazón y busco construir un puente hacia el tuyo, mi corazón tiene los carriles averiados y los amores no pueden quedarse sin un lugar para transitar, te pido, de abuelo a nieto, que construyamos un puente.

El mendigo